martes, 10 de junio de 2008

Datos del Centro

Centro de Yoga Anne Carrillo

Arzobispo Loaces, 12
Alicante 03003
Teléfonos: 965928689 / 965160361 / 652971340

lunes, 2 de junio de 2008

Historia del Centro

Cuando en 1964 comenzó la Sra. Ana Fabri a impartir clases de yoga en Alicante, pocos podían imaginar que cuatro décadas después mantuviera su familia la enseñanza del yoga en Alicante. Fue sin duda una de las pioneras en la introducción del yoga en España.
A la Sra. Ana Fabri, muy pocos la conocen por este nombre, dado que después de una estancia en Alicante de dos años volvió a París, para después en 1974 establecerse definitivamente en Alicante, dandose a conocer con el nombre de Anne Carrillo, que daría lugar al nombre del centro. Tomó este apellido por el de su segundo marido Don Vicente Carrillo Frontelo, con quien había casado el 5 de abril de 1950. Cabe destacar a esta persona pues, como Presidente de la Liga de Mutilados e Invalidos de la Guerra de España, le permitió conocer a personas de renombre internacional tales como: el pintor Pablo Picasso, el ex-ministro Pierre Cot, el escritor François Mauriac[1] y el presidente de la Asamblea Consultiva Felix Gouin[2].

Algunos años despúes abrió un nuevo centro en la cercana población de Elda, también con bastante éxito.

Finalmente en 1986 fue cuando dejo de estar entre nosotros, pero sólo en cuerpo, pues en espíritu aún permanece entre sus sucesores. De este modo tomó el relevo su nuera Doña Celinda Orts, que ya se había iniciado en la práctica de la enseñanza del yoga en el centro de Elda. Trás estos acontecimientos se cerró el centro de Elda centrándose toda la actividad en el centro de Alicante.

Doña Celinda Orts, ya tiene también sucesora ya que su hija Doña Verónica Lillo, licenciada por Viniyoga Internacional Association (VIA), imparte clases de yoga desde 1994. Por tanto han sido tres generaciones de yoguis las que han impartido sus enseñanzas en el centro, especialmente Hatha-Yoga, desarrollando sobre todo ejercicios físicos en busca de la unión total del cuerpo y del espíritu.

Pero la práctica del yoga se enseña desde la infancia por ello ya está aquí la cuarta generación preparándose para por lo menos vivir el yoga por sí misma.



[1] Escritor francés ganador del Premio Nobel de Literatura.
[2] Político socialista francés. En 1940 se encontró en la minoría de parlamentarios que rechazaron entregarle plenos poderes al mariscal Henri Philippe Pétain. Sucedió a Charles de Gaulle como Jefe del Gobierno provisional de Francia en 1946.

El yoga

La palabra Yoga significa “unión”. Primero unión con uno mismo, la integración de todas las capas y estratos que componen la estructura personal. Y después, la unión consciente del individuo con el universo que le rodea. Realizar una sesión de Yoga es abrir un paréntesis dentro de la ajetreada vida cotidiana para tener la oportunidad de reconectar con nuestro cuerpo, mente y espíritu a través de las posturas (asanas), los ejercicios respiratorios (pranayama), la relajación consciente (shavasana), las prácticas de concentración (dharana) y, finalmente, la meditación (dhyana).

El Yoga es el arte del equilibrio personal y la armonía espiritual siendo, a la vez, un instrumento idóneo para cuidar el cuerpo y aquietar la mente obteniendo la posibilidad de obtener un estado de paz interior y un profundo conocimiento sobre si mismo

El yoga es un estilo de vida pues puede ayudarte a transformar tu forma de vida proporcionándote un mejor funcionamiento de la mente y el cuerpo.

Las posturas (asanas) del Hatha Yoga pueden adaptarse para las personas con restricciones de movilidad o necesidades especiales. De este modo, es posible para todos obtener los beneficios que el Yoga proporciona.

La práctica del Yoga invita a llevar una dieta sana y equilibrada invitando a muchos de sus practicantes a abrazar la dieta vegetariana. Pero no es ésta una condición indispensable para obtener los beneficios de la práctica.


El yoga es una de las seis escuelas ortodoxas de la filosofía clásica india. Los seis sistemas clásicos (Saddharshana) que representan desde distintos aspectos la tradición Védica, son:


  1. Mîmâmsâ
  2. Vêdanta.- Constituye la base propia del hinduismo.
  3. Shâmkhya.- Es la doctrina metafísica del Yoga.
  4. Yoga.- Su fin es la liberación de la metempsícosis o transmigración de las almas. Para lograrlo el procedimiento más peculiar es la disciplina de la respiración.
  5. Nyâyâ
  6. Vaisheshika

Tipos de Yoga

Aunque el Yoga es uno, dentro de él existen diferentes caminos que aún llevando al mismo objetivo (la unión con el Absoluto) siguen diferentes tipos de prácticas ajustándose al temperamento y naturaleza de cada ser humano.

Entre los tipos de yoga se consideran clásicos:

  1. Hatha Yoga , que desarrolla sobre todo ejercicios físicos en busca de la unión del total del cuerpo y del espíritu
  2. Mantra-Yoga.- Repetición de series de plegarias para intensificar la concentración.
  3. Laya-Yoga.- El fin es la fijación del pensamiento.
  4. Raja Yoga, resultado de los anteriores. Se propone la identificación con lo real y eterno.
  5. Gñana Yoga, que aspira a alcanzar el conocimiento absoluto
  6. Bhakti Yoga, método de la devoción y el amor.
  7. Karma-Yoga.- Liberación por el trabajo y la actividad.

A veces no es fácil establecer la frontera entre un tipo de Yoga y otro pues estos se entremezclan de forma inevitable al ser diferentes aspectos de una misma cosa. La conjunción de todos estos Yogas es lo que se conoce como Yoga Integral y es lo que viene a suceder como consecuencia de un proceso de maduración en la práctica del yogui. Este realizará una síntesis de todos ellos aunque por su forma de ser se encuentre más establecido en uno de ellos.

Quizás sea el Hatha Yoga el más conocido de todos los yogas en occidente. Se le suele traducir como Yoga Físico, aunque en algunas ocasiones se le utilice muy por debajo de sus posibilidades al entendérsele como unos meros ejercicios de gimnasia y relajación.

Las dos sílabas que componen su nombre “Ha” y “Tha” encierran su auténtico significado. “Ha” significa Luna y “Tha” Sol. Hatha Yoga es por tanto la unión de la Luna y el Sol. En el interior del cuerpo el Sol representa la fuerza vital y la Luna la mental. Cuando estas dos fuerzas se equilibran se despierta una tercera fuerza espiritual denominada Kundalini. El despertar de Kundalini lleva al estado de supraconsciencia. La práctica del Hatha Yoga tiene, pues, como objetivo principal despertar Kundalini a través de la unión y el equilibrio de las fuerzas vital y mental.

El Hatha Yoga se compone de un conjunto muy elaborado de técnicas psico-físicas que incluyen: posturas (asanas), ejercicios de respiración (pranayama), llaves energéticas (bandhas), gestos psíquicos (mudras) y ejercicios de purificación (shatkarmas).

Aunque el Hatha Yoga es uno, en la actualidad existen diferentes tipos de escuelas, conociendose como yoga contemporáneo, siendo las principales:

Se podría continuar una larga lista. No hay estilo mejor que otro; es simplemente una cuestión de preferencia personal. Se trata solo de conectar con un tipo de práctica, de tradición y, sobre todo, con el profesor que imparte la enseñanza. Al principio es conveniente probar diferentes estilos hasta dar con aquél que es más adecuado a la naturaleza del practicante.


Yoguis Notables

Wikipedia, la enciclopedia libre, realiza una interesante relación de yoguis notables que por su interés transcribimos a continuación:

- Shankaracharya (788-820) yogui de la tradición gñana yoga (unión con Dios a través del conocimiento), que consolidó la doctrina advaita vedanta, que es la doctrina más importante del Vedanta en la India, que establece que Dios y las almas no son diferentes (a: ‘no’, dwaita: dualidad).

- Patañjali (siglo III a. C., escribió el texto sánscrito Yoga sūtra, que sentó las bases del yoga.

- Mirabai (1498-1547): poetisa hindú de la tradición bhakti (devoción) nacida en Merta (distrito Nagaur, Rayastán). Vivió toda la vida en Vrindavan (la aldea del dios Krishná).

- Ramakrishna (1836-1886), un bhakti yogui que trajo un renacer al yoga en India. Devoto de la diosa Kali y maestro del Advaita Vedanta, predicó que «todas las religiones llevan al mismo objetivo». Sus discípulos adoraban a su esposa, Sarada Devi, como la reencarnación de la divina Madre Kali.

- Swami Vivekananda (1863-1902), discípulo de Ramakrishna, es conocido por introducir la doctrina del yoga en Occidente, así como un revigorizante hinduismo en un contexto contemporáneo durante los problemas de libertad en India.

- Sri Aurobindo (1872-1950) y la Madre (1878-1973), tradujo escrituras yóguicas, tales como los Upanishad y el Bhagavad-Gita. Su poema épico Savitri es un tesoro de la literatura yógica hindú, y uno de los más largos poemas escritos en inglés. También fundó un āśram en Pondicherry, que continúa propagando la práctica del «yoga integral», que constituye la síntesis efectuada por Aurobindo de los cuatro principales yogas (karma, gñana, bhakti y raja).

- Swami Sivananda (1887-1963), fundador de la Divine Life Society, vivió la mayor parte de su vida en Rishikesh (India), después sirvió como médico en Malasia. Creía que la enfermedad era un problema del alma y vio la cura en la práctica del yoga. Escribió 300 libros sobre yoga, religión, espiritualismo, hinduismo, moral, higiene y salud. Fue un pionero en traer el yoga a Occidente. Su lema era: «Sirve. Ama. Regala. Medita. Purifica. Realiza». Uno de sus discípulos fue Swami Satchidananda.

- Sri Tirumalai Krishnamacharya (1888-1989), enseñó en el Mysore Palace desde 1924 hasta 1957, luego en Madrás hasta su muerte en 1989. Fue maestro de cuatro influyentes yoguis que difundieron sus ideas por el mundo:

  • B. K. S. Iyengar (1918-). Bellur Krishnamacharya Sundaraja Iyengar es maestro yogui creador del estilo Iyengar. Tiene un Instituto de yoga en la ciudad India de Pune, el Rammamani Iyengar Memorial Institute.
  • Indra Devi (1899-2002): formaba parte de la realeza rusa, fue educada en Occidente, estudió en la India bajo Krishná Nāma Āchārya sólo después de que el maharash (rey) obligó al gurú a aceptar a una mujer en su áshram. Fue una celebridad en Hollywood como gurú de las estrellas de cine. Falleció en Argentina.
  • T. K. V. Desikachar: hijo de KrishnaNamAcharya.
  • Srivatsa Ramaswami, menos conocido, fue el estudiante que más tiempo sirvió a este maestro. Ver Krishnamacharya's yoga.

- Paramahansa Yogananda (1893-1952), practicante de kriya yoga, enseñó el yoga como la verdad oculta bajo el hinduismo el cristianismo. En 1920 se mudó a EE. UU., donde vivió el resto de su vida. En 1925 fundó el Self-Realization Fellowship en Los Ángeles. Su libro Autobiografía de un yogui (1946) sigue siendo un súper ventas.

- A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (1896-1977) popularizó el bhakti yoga en todo el mundo mediante su secta, el movimiento Hare Krishna (1966).

- Yogiraj Swami Bua (1898? -), fundó la Sociedad Vedanta Yoga Indo-Estadounidense (1969). Swami Sivananda le dio el título de yogiraj (rey del yoga) y hatha yoga maharash (emperador del hatha yoga).

- Gopi Krishna (1903-1984) oficinista cachemiro que escribió un súperventas autobiográfico[1] acerca de sus experiencias espirituales relacionadas con la serpiente interna kundalini.

- Swami Satchidananda (1914-2002), fundador del Instituto International Yoga Integral. De mentalidad práctica, en su juventud hizo instalar el primer sistema eléctrico, la bomba de agua y una tienda de fotografía en el āshram de su gurú Swami Sivananda. Lanzado a la fama en Nueva York por Conrad Rooks y Peter Max, en 1966 inició el movimiento Flower Power.

- Maharishi Mahesh Yogi (1917-) fundador del movimiento de Meditación Transcendental, que se hizo famoso cuando a mediados de los años sesenta The Beatles estudiaron unos días con él en la India (e inmediatamente lo rechazaron, considerándolo un estafador).

- P. R. Sarkar también conocido como Baba (1921-1990), fundador del movimiento Ananda Marga (‘el sendero de la bienaventuranza’, 1955). Basado en el yoga tántrico, sus enseñanzas enfatizaban el servicio social en el contexto de una cultura económica y política («autorrealización y servicio a todos»).

- Neem Karoli Baba (?-1973) bhakti yogui del norte de la India, famoso en Occidente por los hippies estadounidenses que viajaban a la India en los años sesenta: el escritor Ram Dass, los yoguis Bhagavan Das y Baba Hari Dass, y los músicos Jai Uttal y Krishna Das. Swami Sivananada Radha discípulo canadiense de Swami Sivananda, autor de un libro sobre hatha yoga. Sus discípulos practican una no violencia extrema.

- Swami Vishnu Devananda (1927-1993) fundador de los Centros Sivananda Yoga Vedanta (1969), se decía la «autoridad mundial» en hatha yoga y raja yoga. Le decían el «Swami volador» debido a sus viajes en avión por el mundo.

- Mata Amritanandamayi (1953): mujer gurú nacida en Kerala (sur de India). En inglés se la conoce como hugging saint (‘la santa que abraza’), porque sus seguidores pasan en fila para abrazarla (a razón de una persona cada dos segundos, más de 20.000 personas en 12 horas).

viernes, 30 de mayo de 2008

El Yoga y la Montaña


Por Verónica Lillo Orts
Alicante, julio de 2000

















INTRODUCCIÓN

He elegido este tema porque para mí son las dos casas más importantes y bonitas que realizo y practico desde hace tiempo. Son, como si dijéramos, mis dos pasiones favoritas y que pienso están además muy relacionadas y conectadas entre sí. Así, como dijo Hélène Toune-Clesse
[1]:

“El yoga y la marcha en la montaña tienen muchas cosas en común. De hecho, la marcha en la montaña puede ser una práctica de yoga de pleno derecho.”

Es precisamente este artículo, titulado “Yoga&Marcha en la montaña”, el que verdaderamente me motivó a la realización del tema y de hecho es lo único que he encontrado que me sirviera de base para la realización de mi trabajo, a parte de la relación que he hecho de la montaña con los yoga-sutra de Patanjali.


EL YOGA Y LA MONTAÑA

· Sensaciones.

Como ya he comentado en la introducción hay una importante relación entre el yoga y la montaña y me considero afortunada al ser las dos prácticas mis grandes aficiones. El yoga y la montaña supone encontrase bien contigo.


Un sabio decía que para encontrarte con el cielo hace falta subir a la montaña, ya que es el vínculo de unión entre la tierra y el cielo. Hay que subir físicamente pero también espiritualmente y meditar largo tiempo para entender lo que representa la montaña para nosotros, en nuestra vida interior.

Andar por la montaña es una maravillosa ocasión para meditar. Allí más que en cualquier parte, todo incita a la reflexión. En la montaña favorecemos una actitud contemplativa que es beneficiosa tanto para la vida interior o espiritual como para desarrollar una mayor sensibilidad hacia el entorno. Dicha contemplación puede ser equivalente a la meditación. Cabría aquí recordar la terminología yóguica que distingue entre DHÂRANA (concentración o fijación de la atención), DYÂNA (meditación o continuidad de la concentración) y SAMÂDHI (contemplación unitiva). Estos términos son el 6º, 7º y8º miembro o astanga del astanga-yoga.



Cuando paseamos en las alturas, encontramos cantidad de flores preciosas de distintas formas y colores y nos preguntamos el porqué de la creación de estas bellezas.

“Paseando, contemplando un paisaje, mirando las esbeltas o acaso un minúsculo detalla de la naturaleza, podemos experimentar estados de serena lucidez, en los que se desvanecen los límites que nos separan del entorno”.[2]

Igual que el yoga te proporciona una gran paz y serenidad y te incita a la meditación, igualmente lo hace la montaña. Una vez que llegas a la cima y contemplas el maravilloso paisaje que te rodea, te relajas completamente de tu esfuerzo realizado, te abandonas y tienes todo el tiempo del mundo para meditar y reflexionar. Esa paz que respiras en la montaña no la puedes encontrar en la “civilización donde todo es ruido, contaminación, estrés…

La montaña es una escapada que haces de este mundo que nos rodea y te permite encontrarte contigo mismo y la naturaleza.



Pero el ir a la montaña no significa una carrera desenfrenada y jadeante donde uno se precipita sin ser consciente del paisaje o de sí mismo. Igual que el yoga, no se trata de un ejercicio para competir consigo mismo o con otros. Tiene que haber una abertura a la conciencia interior.

Tienes que tomar tu tiempo para ascender a la montaña, adaptar distintas situaciones, igual que adaptamos o modificamos determinadas posturas de yoga.

Igual que una sesión de yoga nos incita a movernos y respirar más lenta y abiertamente, la marcha en la montaña supone aminorar el paso, no tener prisa, encontrar el tiempo y el espacio, olvidar el ruido, la velocidad, las grandes cantidades de gente…. Tienes que tomar tu tiempo para poder contemplar el paisaje, disfrutar de todo detalle: flores, ruido de un torrente… Es el momento para olvidarte del estrés cotidiano. Hay que encontrar el placer del silencio, descubrir el mundo secreto de los animales, tomar el tiempo para pararte, relajarte y bañarte en un lago.

Uno de los secretos de la salud es la capacidad para vivir en armonía con los cambios, que son una constante esencial de la vida. Todos los seres se encuentran en un estado de continua transformación. La naturaleza cambia con el paso de las estaciones y, de la misma manera, la mente y el cuerpo de las personas evolucionan día a día y están en relación con todo lo que les rodea.



Sin embargo, la rutina, los horarios laborales fijos a lo largo de todo el año, la inercia del pensamiento y otras ataduras pueden mantener a las personas constreñidas, ajenas a la fuente de salud que significa vivir plenamente los cambios. Una oportunidad para huir de los círculos viciosos es realizar actividades atípicas y saludables en plena naturaleza, en un entorno completamente diferente al habitual. Esa experiencia permite enriquecerse a través del contacto con la tierra, con la vida que nos rodea por todas partes, y recobrar la relación con regiones profundas de nuestro ser a través de sensaciones olvidadas.

· Relaciones.

Una importante relación entre el yoga y la montaña es a nivel de conocimiento de tu cuerpo y la respiración.



El yoga te ayuda a conocer tu cuerpo y tus limitaciones: hasta donde puede llegar en una determinada postura, cuales de ellas te perjudican, como poder modificarlas según tu propia constitución… Igualmente, cuando realizas una marcha en la montaña debes ser consciente de tus propias limitaciones, hasta donde vas a poder llegar. Conoces tu cuerpo y sabes hasta donde puedes y debes “forzarlo”.

No debes castigar tu cuerpo. Toda salida a la montaña debe producirte agrado, lo haces porque realmente te gusta y te ayuda a sentirte bien, a olvidarte de las prisas y ruidos de la “civilización”.



Muchas veces el subir una montaña es duro y cansado, el esfuerzo debe de ser equilibrado (STHIRA-SUKHA). Tu sabes hasta donde puedes llegar, en que momento parar la marcha para descansar, contemplar el paisaje, relajar tus músculos y calmar tu respiración. Inevitablemente ésta se hace más rápida, alterada, silbante… durante toda ascensión a una montaña. Pero que el yoga también te enseña a controlar y tomar conciencia de tu respiración. En la montaña eres consciente de que la respiración está alterada, es el momento de pararte y “tomar aliento”, dejar que tu respiración se calme y se vuelva más fina. Ser consciente mientras estás descansando que tu respiración se va haciendo cada vez un poco más larga. Cesa la respiración automática y la vas controlando: esta es la definición del PRANAYAMA que nos enseña el yoga. Durante tu descanso centras la atención en la respiración, tienes un estado de vigilancia. Luego retomas otra vez tu camino intentando controlar tu respiración y si es necesario vuelves a parar.



Patanjali en el aforismo II.50 nos habla de la técnica pura del PRANAYAMA y nos dice una serie de parámetros que hay que tomar en consideración, entre ellos nos habla del tiempo (KÂLA) en cuanto a duración y también con relación a la estación del año. Según ésta, tu respiración puede ser distinta. Así, no es lo mismo ascender una montaña en invierno que la temperatura es más suave y fresca y puedes controlar más tu respiración, que en verano que hace mucho calor y tu respiración es aún más jadeante y arrítmica.

También nos habla del lugar donde vas a practicar. Así, no es lo mismo subir una montaña aquí en Alicante, donde no hay mucha altitud, que ir a los Pirineos o a los Alpes y realizar una ascensión donde hay mucha altitud y tu respiración se vuelve más dificultosa, te cuesta más respirar.

X2 el esfuerzo, la respiración se vuelve corta y jadeante, las inspiraciones y las expiraciones son más o menos iguales. No puedes controlar una u otra, con paradas o retenciones…

La amplitud habitual de la respiración tiende a reducirse. Muy importante es pues realizar una preparación específica ya enseñada por el yoga. Podemos realizar un trabajo de intensificación de la inspiración para encontrar recursos físicos y psicológicos en el esfuerzo. Podemos practicar ejercicios de abertura torácica acompañados de retenciones con los pulmones llenos… También podemos alargar la respiración con los pulmones vacíos para compensar el agotamiento inevitable de la respiración durante las ascensiones, por tanto, es importante realizar una previa preparación, tu cuerpo y tu respiración deben de estar preparados para una ascensión a la montaña. Durante ésta ya he comentado que hay que tener un estado de vigilancia, pararte, descansar y retomar tu respiración. Una vez que llegas al final de tu camino es cuando tomas todo tu tiempo para recobrar tu aliento y relajar realmente tus músculos.

Es cuando contemplas toda la inmensidad que te rodea y todo te invita a relajarte, meditar. Puedes realizar ejercicios respiratorios o alguna postura mediante una actitud mental particular (BHAVANA) para quedar unidos (yoga) a nuestro alrededor. Un método de practicar la respiración, es respirar a la orilla de un torrente: al inspirar, visualizas el ruido y las energías del agua que penetran en nuestro cuerpo para purificarlo y al espirar nos liberamos de nuestras impaciencias, irritaciones y otros defectos, dejamos que se los lleve la corriente…

Relación con los Yoga-Sutra de PatanJali.

En primer lugar, he establecido una relación con los Yoga-Sutras 12-13-14-15 y 16 del libro I (SAMADHI-PADA) en los que Patanjali nos habla de la práctica y desapego además de otra relación con el aforismo I.32. Y en segundo lugar, he establecido una relación con el aforismo II.1 del Kriya-yoga del libro II (SADHANA-PADA) donde Patanjali nos habla del yoga de la acción.

Libro I (SAMADHI-PADA)

1. El aforismo I.12 nos dice que el mental puede alcanzar el estado de yoga a través del esfuerzo y el desapego. Así podemos hablas de dos aspectos:

· Añadir algo a mi vida que supondría una práctica, un esfuerzo (ABHYÂSA[3]) referido a todo lo que queremos hacer para poder alcanzar el estado de yoga, ya sea la realización de posturas (asanas) y pranayama o el ir a la montaña donde yo considero que introduzco algo nuevo en mi vida: Ir a la montaña para llevarte a la paz interior. Como nos explica Patanjali en este aforismo, sería añadir algo a nuestra vida que antes no hacíamos, bien sea una práctica de yoga o un esfuerzo realizado al subir una montaña, donde una vez alcanzada la cima llegamos a una calma interior que es preciso para comprender mejor lo que estamos viviendo y es beneficioso tanto para la vida interior o espiritual como para desarrollar una mayor sensibilidad hacia todo nuestro entorno.[4]
· Restar algo a mi vida que sería el desapego (VAIRAGYA). Sería quitar algo a nuestra vida en vez de añadir. “La actitud contemplativa, la serena lucidez, la paz interior que encontramos en la montaña precisa cierto desapego que en modo alguno significa desinterés. Simplemente, no debe haber avidez posesiva. Tampoco un distanciamiento frío o una especie de -voyeurismo-. Se trata de mirar desde la parte más central de uno mismo. De manera panorámica, pero sin desatender los detalles e incluso viéndose así mismo como espectador”
[5].

Desapego es aceptación; no resignación que produciría sufrimiento porque no has llegado al resultado o fin querido y en este caso puedes abandonar, no llegar al final de tu camino, no alcanzar la cima de la montaña y no volver a intertarlo de nuevo: Como dice Patanjali “hasta el sabio puede venirse abajo”. Pueden haber obstáculos en tu camino (caída de piedras, hundimiento de terreno…).




Esto lo podríamos relacionar con el aforismo II.32 que nos habla de los cinco NIYAMÂS, uno de ellos es SAMTHOSA que es el contentamiento. Hacer algo (subir la montaña) no resignado, sino que te produce un bienestar dentro del esfuerzo que realizas. Tienes una actitud positiva de agrado de las cosas salgan como salgan, aunque no consigas un resultado. Supone, pues, aceptación, no resignación aunque salgan mal las cosas (empieza una fuerte tormenta y tienes que volver, pero has disfrutado plenamente de ese día, aceptas el hecho y en otra ocasión lo intentas, “continuas en la lucha”).

VAIRAGYA es el discernimiento, continúas en la lucha a pesar de no haber obtenido el resultado querido; no has alcanzado la cima pero otro día lo vuelves a intentar. No abandonas.

Para tener desapego hace falta VIVEKA, es la lucidez de algo.

VAIRAGYA, por tanto, es eliminar algo de nuestra vida, quemar, purificar, es TAPAS, es ir quitando todo lo que nos impida ver de una manera clara. Te tienes que desprender un poco de los resultados de una práctica, así por ejemplo, con la relajación.

“Con tapas vamos a ir comprometiéndonos, a través de una disciplina, con nuestro cuerpo, limpiándolo, purificándolo”.

Esta disciplina sería algo que hacemos constantemente: ASANA y PRANAYAMA y podría ser también la montaña que nos ayuda a encontrarnos más saludables, el cuerpo se encuentra mejor después de haber pasado todo un día al aire libre.

“El contacto con la naturaleza es beneficioso para nuestra salud física y psíquica, por lo que conviene hacer escapadas periódicas”[6]

Como dice Manuela Archilla Blázquez en su trabajo sobre el Kriya-yoga “sin tapas no tendríamos la energía necesaria para ponernos en movimiento, es el motor que nos hacer actuar hacia algo que va a repercutir en nosotros de una manera saludable”. Ese “algo” sería la montaña.

“El clima de la montaña es esencialmente tónico. En la montaña nos encontramos vitales, con energía”
[7].

2. El aforismo I.13 es una continuación del anterior. Patanjali nos dice: “La práctica es, fundamentalmente, el esfuerzo justo y necesario para avanzar hacia el estado de yoga, lograrlo y mantenerlo”.

ABHYÂSA, supone hacer un esfuerzo que tendría que ser justo (STHIRA-SUKHA). Así, el subir una montaña implica un esfuerzo que debe de producir bienestar, agrado y a la vez debemos estar firmes y atentos. Debe haber un equilibrio entre tensión y esfuerzo.

Para alcanzar algo tengo que hacer algo: para alcanzar la cima de la montaña tengo que hacer un esfuerzo justo y necesario.

Para producir un cambio se necesita un esfuerzo mantenido: coger un ritmo e intentar mantenerlo hasta el final logrando así que tu esfuerzo sea equilibrado.

3. El aforismo I.14 vuelve a ser una prolongación de los anteriores.

“Unicamente sí la práctica adecuada se mantiene durante largo tiempo y sin interrupción, con perseverancia, con actitud sincera y positiva, puede tener éxito”.

Patanjali vuelve a precisar todo lo anterior: la noción de esfuerzo (largo tiempo, sin interrupción…).

Desarrollando este aforismo y relacionándolo con la montaña, podemos decir en primer lugar que el esfuerzo requiere un tiempo (KÂLA) no sólo largo (DÎRGHA), sino hasta el final. El subir una montaña conlleva un cierto tiempo, una determinada duración más o menos larga pero además hay que llegar al final del camino, no hay que rendirse y hay que llegar a la meta, a tu propia meta fijada que, una vez alcanzada, te producirá bienestar y estabilidad.

Este esfuerzo debe realizarse sin interrupción (NAIR-ANTARYA), se debe ser constante en la práctica, no dejar tu disciplina a medias si realmente quieres alcanzar el estado de yoga, de bienestar.

Por otra parte, el esfuerzo debe realizarse sin miedo, sin prisa (SAT-KÂRA), el ir a la montaña no debe suponer ningún miedo. Sí es así está claro que no has encontrado tu disciplina para llegar al estado de yoga. Debes buscar otra práctica que te produzca paz interior. Se debe tener una actitud mental positiva, con sinceridad. No debes tener prisa, tómate tu tiempo para ver si realmente la montaña te produce placer y bienestar.

Por tanto, no se debe tener miedo, otra cosa es el respeto (ÂSEVITO). La montaña merece un respeto. Te inspira respeto y a la vez te da estabilidad. Hay que ser conscientes que la alta montaña conlleva riesgos y peligros y puede provocar numerosos accidentes con secuelas más o menos graves. Así, igual que consideramos razonable ayudarnos por un profesor cualificado a la hora de realizar un ejercicio de yoga particularmente difícil, también entenderemos por qué una preparación completa y a conciencia son una garantía de primera necesidad en la montaña.

En las prácticas de yoga podemos distinguir entre las normales, habituales (SAMANYA), y las especiales, no habituales (VISHESHA). Este segundo tipo es el que conviene comparar con la marcha en la montaña. Esto significa que el ejercicio puede ser arriesgado y estar a veces por encima de nuestras posibilidades.

Así pues, es necesario tener respeto a la montaña, realizar la ascensión con armonía y a la vez tener también confianza (ÂDARÂ).

“Si no hay respeto hacia uno mismo, no hay para con los demás”.

Este aforismo vuelve a hablarnos de estabilidad (DRIDHA). El esfuerzo debe de ser equilibrado (STHIRA-SUKHA).

Todo lo que Patanjali nos dice en este aforismo ha de quedar firmemente enraizado: práctica largo tiempo; hasta el final; sin interrupción; sin miedo; sin prisa; con respeto.

Como resumen de todos estos aforismos Patanjali dice:

“Todo esfuerzo que se hace para volver el mental estable, para relajarlo y orientarlo, es lo que llamamos la práctica. Esfuerzo continuo y constante durante mucho tiempo y sin interrupción. Práctica continuada, con ardor, con respeto y cuidado”.

El esfuerzo de subir una montaña es compensado, tu mente se relaja, te produce bienestar, alegría. La montaña transmite paz, sosiego, tranquilidad… Avanzas hacia el estado de yoga.

4. Los aforismos I.15 y I.16 vuelven a hablar del desapego que es la palabra esencial. Como ya he dicho anteriormente puede traducirse como aquello que quita el tumulto, la pasión, la agitación. Se trata de eliminar elementos desfavorables.

En el aforismo I.16 Patanjali dice que cuando el yogui realiza su verdadera naturaleza, el nivel más alto ha sido alcanzado y no hay deseo hacia nada y hay desapego total.

Es el resultado de todo tu esfuerzo. Has controlado tu disciplina y has llegado al estado de yoga. El instrumento ha sido la montaña.

Resumiendo la enseñanza de estos cinco aforismos y en relación con la montaña, cuando hacemos una actividad que rompe la rutina diaria (ABHYÀSA) –una escapada a la montaña-, tenemos la sensación de estar “más vivos” y todo lo que nos rodea adquiere más sentido. Los colores ganan intensidad, los olores sutileza, los objetos identidad y los alimentos sabor y textura. La vida se manifiesta con más fuerza y la capacidad para disfrutarla aumenta, porque al movernos en un espacio nuevo, los sentidos pasan a un primer plano, favoreciendo que vivamos cada momento más intensamente. Este estado de receptividad sensitiva está ligado a la atención, que viene a ser el interruptor mediante el cual nuestra conciencia permanece “encendida” o “apagada” ante lo que nos rodea. Ser conscientes de esa posibilidad es toda una invitación a sentirse más vivo apreciando los estímulos de cada instante.

Todo esto lo podemos relacionar con PRATYÂHÂRA que es el quinto miembro o anga del Astunga-yoga del cual nos habla Patanjali en el segundo libro (SADHANA-PADA).

PRATYÂHÂRA es el resultado de toda la práctica realizada, es un control de los sentidos, es “el descubrimiento de la relación sentidos-objeto, el dominio de los sentidos”. Pero Patanjali se refiere a la “no asociación”, no has asociación, ves las cosas como son (las flores, la pradera…). Sin recuerdos tomas conciencia de otra manera de los sentidos.

5. En el aforismo I.32 Patanjali hace referencia a los obstáculos (ANTARÂYA) y a los síntomas (SAHABHUVA) y nos dice: “el medio de luchar contra los obstáculos y los síntomas de ABHYÂSA”, es decir, todo práctica, ya sea práctica de yoga o subir una montaña, que estabiliza la mente. Todo camino que estabiliza el mental.

Este aforismo continúa diciendo que toda práctica (de yoga o la montaña) debe tener ciertas cualidades: asiduidad, fidelidad, unidad y coherencia.

No debemos desperdigarnos. Debemos tomar la dirección adecuada para tranquilizar nuestra mente. Hay que elegir un camino en una sola dirección.

Libro II (SADHANA-PADA)

Con respecto al segundo libro (SADHANA-PADA), Patanjali nos habla en los veintisiete primeros aforismos del Kriya-yoga que es el yoga de la acción. En la marcha, en la montaña están patentes todos los ingredientes del Kriya-yoga.

1. En el aforismo II.1 nos da la definición de Kriya-yoga, en la que hay que tener en cuenta tres aspectos: TAPAS, SVADHYÂYA E ISUHARA-PRANIDHANA. Del primer aspecto ya he hablado anteriormente al referirme al VAIRAGYA.

Marchar en la montaña es recobrar el ritmo lento, la impulsión tranquila de la vida. Avanzar paso a paso, subir una cuesta que no se acaba nunca… A veces es muy duro, físicamente y psíquicamente: sudamos, nos sofocamos, nos desanimamos… Así, marchar es TAPAS y podemos comprender que son las dificultades las que nos permiten progresar. Andar por la montaña nos enseña a utilizar las adversidades de la vida como trampolines para superar obstáculos. Como dice Patanjali, podemos sentir hasta que punto la vida es un campo de experimentos. TAPAS es la parte práctica.

Ascender una montaña es también SVADHYÂYA, es la parte psíquica, es el estado de uno mismo, es un compromiso a nivel de nuestro mental, más a nivel intelectual, más dirigido a CITTA sin olvidar los medios que están a tu alcance (toda la inmensidad de paisaje de la montaña).

Ir a la montaña es pues aprender a conocerte mejor. Poco a poco, con el cansancio y el peligro, las máscaras caen.

“Hacer una escapada a la montaña es una experiencia que permite recuperar el contacto con la naturaleza y conectar con la parte más esencial de uno mismo.”
[8]

En palabras de un maestro Zen:

“Miro la flor.
Y la flor se ve a sí misma
A través de mí.
La flor me mira.
Y me veo a mí mismo
A través de ella.”

Ya no podemos decir a ciencia cierta si el observador es el que observa la realidad o es la realidad la que observa al observador.

Por otra parte, el estar todo un día en la montaña es aceptar al más grande y ceder (ISHUARA-PRANIDHANA). Es una parte más espiritual. Te abandonas a la montaña. Es propiamente la devoción. Debes de mejorar espiritualmente de avanzar en tu camino. Aceptar los esfuerzos, la incomodidad, pero también acoger simplemente la belleza majestuosa, apreciar cierta gratuidad de la acción.

“¡Sufrir para ascender y a continuación realizar todo el camino en sentido inverso!”

Hay que ponerlo todo en práctica para llegar a una cima (TAPAS) y, abriéndose camino, aprender a conocernos (SVÂDHYÀYÂ) abandonando (ISHUARA-PRANIDHANA) el fruto de nuestros esfuerzos.

Ir a la montaña es un camino espiritual: Hay que dar mucho de sí mismo para avanzar. Muchas veces las trampas son numerosas. Cuando creemos que hemos llegado a nuestro objetivo, aparece una “parte llana falsa” un precipicio en nuestro camino… El camino del yoga es igual, difícil, incierto, repleto de precipicios y el objetivo parece alejarse conforme avanzamos (igual que la cima de la montaña que creemos alcanzar enseguida pero resulta que no está ahí y hay que seguir caminando). Pero después de cada etapa ¡qué paz, qué satisfacción, que sentimiento de libertad!.

CONCLUSIÓN

Como conclusión diría que toda práctica, en este caso la de ir a la montaña que es estudio de mi trabajo, es todo esfuerzo que hacemos para volver el mental estable.

El hacer una excursión a la montaña tiene un sentido que me orienta hacia un punto. No significa hacer exclusivamente eso, estar todo el día encima de una montaña. No hay una idea de fijeza. Podemos mirar hacia otras direcciones pero hay que intentar ser fieles y coherentes al camino que hemos elegido. Se trata de asociar las cosas.

Una vez que has encontrado tu camino, que ves que realmente una práctica de yoga compaginada con la pasión de ir a la montaña, te conduce a ese estado de yoga de paz y serenidad, hay que tener confianza, profundizar en el mismo lugar. A partir de ahí las cosas son menos complicadas.

Toda esta práctica (de yoga y montaña) debe realizarse sin olvidarte de las obligaciones y actitudes hacia los otros.

Hay que recordar que tenemos algo que hacer en la vida cotidiana.

“No podemos estar eternamente –en las alturas- ni –en las nubes-. Hay que saber volver a bajar a los imperativos familiares y profesionales, las exigencias de la vida –abajo-, el ruido, los problemas para resolver…”.

Aquí es justamente donde podemos entender la lección esencial y comprobar si los efectos nos convienen. En caso de que así sea, sabemos que podemos volver de nuevo a nuestras raíces profundas, ganar en firmeza y ligereza, mantener cada vez más el bienestar en nuestro interior, preservar esta cualidad de paz y serenidad recobrada, este regalo maravilloso recogido y recibido “allá arriba”.

Por tanto por mucho que nos guste, no podemos encerrarnos en una práctica y olvidarnos de todo lo demás. Como nos dice Patanjali en el aforismo I.33, todo ser humano vive en sociedad y aunque sea cerrada tenemos un mínimo de contacto con el mundo exterior. Este aforismo hace referencia a la relación del ser humano con la sociedad.

Por otra parte, no debemos ser fanáticos, en nuestra vida pueden haber cambios y hay que saber cambiar si es necesario. Pueden surgir problemas en tu vida que debes afrontar y solucionar y aunque sea temporalmente, debes de cambiar de dirección. Por mucho bienestar y paz interior que te produzca la montaña no debes aislarte del mundo. Hay que intentar compaginar tus deberes sociales con tus grandes aficiones.

Como decía Alexandra David Neel, gran excursionista:

“Pasar la vida andando por un camino derecho, profundamente encajonado entre altos taludes, es utilizar de forma mediocre los días que nos concede el destino, mientras que pueden ser soleados si trepamos por la ladera para vagar libremente por la amplia meseta que la corona”.

Finalmente, como resumen personal de todo desarrollo realizado sobre el tema, para mí el yoga y la montaña son dos prácticas esenciales y que están muy conectadas.

Son dos métodos preciosos, que te ayudan a conocerte a ti mismo. La montaña me relaja, me apasiona, me entusiasma y el yoga me ayuda a poder conectarme con toda esa naturaleza. Son dos cosas estupendas de las cuales no podría pasar sin ellas.
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[1] “Yoga y paseos por la montaña” Revista Viniyoga, diciembre 1998 nº35. Pag.5 [2] “Cuerpo y Mente” nº95 pag. 77
[3] ABHYÂSA va unido también a JNÂNA (aforismo I.8) que es el conocimiento, consecuencia de lo que hacemos cuando subimos una montaña.
[4] El ir caminando por la montaña es una abertura y una vía de acceso a un estado de bienestar profundo, a la paz y la serenidad.
[5] “Cuerpo y Mente” nº95 pag.78
[6] “Cuerpo y Mente” nº92 pag. 29
[7] “Cuerpo y Mente” nº94 pag. 47
[8] “Cuerpo y Mente” nº98 pag.51